jueves, 27 de mayo de 2010

En pocas palabras









martes, 25 de mayo de 2010

levriha tanvien hes hatun


Me lo emkontre kamino dhe levrija. Kasy yamo phor telehfono. ajan hapuextaz. La jram Where ho Maese Pentapolin? Nho hesta mar hel terrenho. lla zomoz terrathenientez-

domingo, 23 de mayo de 2010

Paloma Berganza

Una deliciosa interprete de jazz de nuestro país, tristemente, mucho mas reconocida y apreciada en Francia, donde se la considera de las mejores cantanes en su idioma.

De formación clásica, sobrina de la messosoprano Teresa Berganza, pasó al jazz , bosa nova, y a otros estilos de los que hoy disfrutamos



viernes, 14 de mayo de 2010

Una pequeña aventura de nuestro hatrakador hatun

Cuando el “hatrakador hatun” cogió unas medias del cajón de su señora (porque el hatrakador hatun está casado, sí señores), no pensó en buscar unos pantis, el se echó al bolsillo las primeras medias que pilló y salió a la calle dispuesto a todo. De camino al donner kebab donde tenía pensado dar el golpe comprobó, hurgando en los bolsillos de su gabardina, que llevaba la pistola de juguete que le había robado al hijo del vecino, la nota explicativa para el dependiente, una bolsa de plástico para meter el dinero y las medias. “Está todo”, se dijo, “esta vez no fallaré”, pensó recordando episodios pasados que lo habrían convertido en el hazmerreir del barrio si en lugar de aparecer sólo sus iniciales, en el periódico hubieran puesto su nombre completo.

Con paso firme, decidido, caminó por la calle alejándose de su barrio, y se acercó a su destino. Llegó al donner kebab y cruzó la calle para tener una mejor visión de lo que pasaba dentro, y esperó un rato fumando un cigarrillo, haciendo tiempo para que se aproximara la hora de cerrar. “La hora H” murmulló, y se rió un poco.

Cuando comprobó que el ritmo de compradores bajaba, revisó otra vez rápida y disimuladamente sus herramientas, y empezó a meterse la media por la cabeza mientras cruzaba la calle para entrar en el kebab. En mitad de la calzada ya se dio cuenta de que algo fallaba: la media era muy corta, y encima apestaba a queso rancio. “Joder con mi mujer, qué marrana, mete las medias sucias en el cajón con las limpias” pensó mientras tiraba frenéticamente de la liguilla de las medias de calcetín que había cogido por error, pero no había manera: la liga se quedó atrapada justo sobre los ojos, impidiéndole abrirlos y haciéndole un daño terrible.

Oyó el sonido de un claxon y ya no supo si tirar de la media hacia abajo, para que cediera, hacia arriba, para intentar liberarse, o salir corriendo a ciegas y tratar de alcanzar la otra acera sin llegar a ser atropellado. Finalmente optó por la tercera opción, pero sin correr porque no veía nada, estirando los brazos hacia delante y quejándose amárgamente por el dolor que laceraba sus pobres ojos. Pudo sentir el desplazamiento del aire que provocó el coche cuando pasó a su lado, casi rozándole, y oir el “hijo puta, a ver si miras por donde vaaaas” que le dedicó el conductor, a pesar de que sus orejas también estaban atrapadas por la liga de la media y dobladas dolorosamente sobre ellas mismas.

Cuando se creyó a salvo, más por intuición que porque viera dónde carajo estaba, se paró y trató de seguir tirando hacia abajo de la media. Oyó el ruido de otro coche que se aproximaba, y sin dejar de tirar, caminó con prisa buscando la acera, y la acera lo encontró a él tan de sorpresa que trastabilló, y habría caído cuan largo era sobre los adoquines de no ser por una amable farola que frenó su caída con un seco golpe en la cabeza.

Aturdido, medio desmayado, rebotó sobre sus pasos volviendo de nuevo a la calle y chocó con un ciclista que pasaba por allí. Cayeron los tres: el ciclista, la bicicleta y el hatrakador en una madeja de ruedas, brazos y piernas digna del mejor contorsionista. El hatrakador sintió que el manillar se le clavaba allí donde la espalda pierde su digno nombre, y habría aullado de dolor de no ser porque el codo del ciclista pugnaba por meterse en su boca, tarea casi imposible al haber cedido ¡por fin! la media y tener toda la cara cubierta por la seda. A pesar de toda la locura del momento el hatrakador constató con un miedo infinito que, si no recuperaba la verticalidad inmediatamente, moriría asfixiado, ya que la liga (la maldita liga) de la media se apretaba contra su garganta impidiéndole respirar.

Se incorporó como pudo, ignorando al ciclista, que lo más fino que le decía era “pedazo de desgraciao”, ignorando a la gente que se arremolinaba ya en torno a ellos, porque su lucha era con una liga que parecía que por segundos apretaba más. Intentó meter los dedos bajo la media, y se arañó todo el cuello, y ya pensaba que estaba viendo una luz al final del túnel (muy así en plan “sfumato” al verla a través de la media) cuando unas manos caritativas lograron romper de un fuerte tirón la liga de sus desgracias.

Respiró tan hondo que casi deja sin aliento a su salvador, tal fue la potencia de su inhalación, y trató de centrar la vista en la bella persona que lo había salvado, para darle las gracias y un par de besos si fuera necesario por salvarle la vida. Sus palabras murieron antes de salir de la boca al ver que quien estaba frente a el, sosteniendo la liga muerta era un policía.

- A ver, ¿qué coño ha pasado aquí? –preguntó el policía - ¿Dónde cojones iba con una media en la cabeza?

- Yo… No… Es que… -el hatrakador hatun no acertaba a pronunciar palabra.

- ¿Dónde ibas, pájaro? ¿Tenías pensado dar un golpe? –el policía lo había calado en cuestión de segundos, era un policía muy listo.

Y nuestro hatrakador contestó, haciéndose el ofendido pero felicitándose interiormente por su respuesta:

- ¿Un golpe? ¿Qué golpe? ¿No ha olido las medias? ¡Yo lo que soy es "fechitista"!

miércoles, 12 de mayo de 2010

Hel Hatrakador hatun hataka de nuebo

Parecía que desde que fue detenido en un centro comercial con una peluca, una careta, y el mando de una videoconsola, se lo había tragado la tierra, pero no.... tan solo se encontraba preparando un nuevo y aun más audaz golpe.

En efecto, os hablo del hatrakador hatun, el de la tienda de los chinos y su nota de "Gorka ETA"

He encontrado la siguiente
noticia

Ya no trabaja solo, sin embargo, su estilo, su sello no ofrece la menor duda, solo él tiene la audacia e inteligencia para preparar un golpe de este nivel.
En esta ocasión no pretendía robar un bazar de todo a cien, sino liberar a un preso de la cárcel.

Con tal motivo decidió disfrazarse de Snoopy, empuñar una peligrosa pistola de agua (se cree que la había rellenado de menta-poleo o de algo aun peor) y dirigirse a una prisión. ¿A cual? ¿En la que estaba el preso que quería liberar? noooo, eso hubiera sido lo más fácil, y nuestro amigo es mucho más audaz.. fue a una prisión donde ni siquiera estaba ingresado a quien querían liberar...
En vistas que no pudieron abrir la puerta de la cárcel la emprendieron a pedradas con los coches de los funcionarios, y acabaron detenidos....

Os mantendré informados de los próximos delitos de este genio del mal....

Gorka Hatunia

viernes, 7 de mayo de 2010

La destructora que amaba a una corbata

Erase una destructora de papel enamorada de una corbata, admiraba su elegancia, sus brillantes colores el suave tacto de su seda.


Desde la esquina de la oficina donde vivia, la veia pasar de un lado a otro, flotando casi ingrávida colgando del cuello de su dueño, el cual la dedicaba dulces caricias.

Tan lejana la veia, y tan grande su deseo de abrazarla de besarla...

Pero un día se acercó, allí estaba, altiva y elegante como siempre, pero esta vez el azar quiso que no quedara lejos de su boca, y al verla alli mismo, a su alcance, la besó.... Y la destructora cuando besa es que besa de verdad... ¡hay amores que matan!

martes, 4 de mayo de 2010

hespansion hatun: lla hestamos hen los qarteles


La foto es gentileza de Diego Morales.  Encabeza una entrada de su blog, errante fugacidad,  y es una nueva muestra del avance imparable del qamino de la hiluminazion

Tengo fe en que todos los hatunes descarriados sientan la llamada del hogar al encontrarse con un aviso como este y "savalancien" en masa (en banco¿?) al hogar. Después de terminarse el cigarrito, eso sí ;)

Gracias, Dyhego